Cuando niña con fé te rezaba, de adolescente mi fervor aumentaba, ya de adulta te dejé olvidada, hoy vengo a rezarte Maravillas, llego con la esperanza de ser perdonada y que cuando cierre mis ojos me muestres tu amor y tus maravillas y mi alma se sienta amada y perdonada y vuele feliz a tu dulce morada.
Ellas siempre nos perdona y nos acoge, a pesar de nuestra indiferencia y olvido.
ResponderEliminarUn abrazo.
Siempre, a pesar de todo, un abrazo Rafa.
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